viernes, 30 de octubre de 2015

Rollitos de calabaza y especias

¡Pero si ya está Halloween aquí a la vuelta de la esquina!

¿Creiais que no habría receta llena de calabaza?

Estos días he hecho varias cosas, hasta unos muffins veganos (que pensaba que no, pero salieron muy buenos y jugosos) de los que ya llegará la receta en algún momento, pero los protagonistas antes de Halloween siempre llevarán calabaza.

Aunque en otoño, por mi, todo llevaría calabaza, desde que descubrí el Pumpkin pie no he dejado de pensar en lo poco que la he usado, y he estado mirando como añadirla a todas las demás cosas. Así, a parte de bizcochos (ya vísteis los muffins y los whoopy pies) también he aprendido a añadirla a la tarta de queso, mousses, y masas fermentadas como los rollitos de hoy.

Empezamos.



Rollitos de calabaza y especias

INGREDIENTES
       
· 4 cups (500 g) de harina
· 3/4 cup (180 ml) de leche
· 1/4 cup (50 g) de azúcar
· 1/2 cup (120 ml) de puré de calabaza
· 1/4 cup (60 g) de mantequilla
· 1 tbsp (15ml) de melaza
· 1 tsp (2 g) de sal
· 1 tsp (5 ml) de vainilla
· 1 1/2 (10 g) tsp de levadura seca de panadero 
· 1/2 tsp (3g) cardamomo molido

· 1/4 cup (60 g) de mantequilla
· 3/4 cup (175 g) de azúcar moreno
· 1/4 cup (50 g) de azúcar 
· 1/2 tsp (2.5 ml) de clavo molido
· 1 tsp (5 ml) de jengibre en polvo
· 1 tsp (5 ml) de pimienta de Jamaica molida
· 1 tsp (5 ml) de nuez moscada molida
· 1 tbsp (15 ml) de canela molida

· Queso cremso
· Azúcar glass
· Vainilla

PREPARACIÓN

Habéis visto la levadura, ¿verdad? Id pensando un lugar cálido para las fermentaciones.

Empezamos activando la levadura. Para ello calentamos la leche con parte del cardamomo, hasta temperatura corporal (menos no activa, más se muere), agregamos una cucharada del azúcar  y añadimos la levadura mientras preparamos los demás ingredientes.



En un bol se combinan la harina, el azúcar, la sal y el resto del cardamomo. Y también fundimos la mantequilla.
Cuando la levadura esté espumosa le añadimos la mantequilla fundida, la melaza y la calabaza, mezclándolo todo bien.
Añadimos estos ingredientes húmedos al bol de los secos y mezclamos todo muy bien.
Y ahora toca el turno de amasar. Podéis hacerlo a mano o a máquina, pero no podréis dejar de hacerlo hasta que la masa esté lisa y brillante y podáis formar una bola no pegajosa con ella.

CONFESIÓN: esta masa originalmente lleva un huevo. Yo me dejé el huevo olvidado en el otro lado de la cocina y no lo añadí (drama). Pensaba que los bollos saldrían desmigajados, pero no fue así. tal vez la melaza y la calabaza ayudasen a prevenir. También la falta de huevo hizo que la masa no estuviera excesivamente pegajosa y fue sencilla de amasar... no hay mal que por bien no venga.



Cuando tengáis vuestra bola amasada, toca momento de fermentar. Colocad la masa en un bol embadurnado de mantequilla o aceite (para que no se pegue), tapadlo y dejadlo tranquilo en un lugar cálido (yo lo pongo en un bol de cristal, al sol, tapado con plástico transparente, y sube que no veas) durante dos horas, o hasta que doble en volumen.

Transcurrido este tiempo, y habiendo crecido la masa, es el momento de preparar el relleno.
Fundimos la mantequilla (segundo grupo de ingredientes) y la mezclamos con todas las especias y todo el azúcar hasta hacer una pasta (maravillosa pasta).

Ahora volcamos la masa sobre una superficie enharinada y la estiramos. Es una masa muy agradecida, casi no hace falta ni darle con el rodillo. Estiradla hasta hacer un rectángulo de medio centímetro de grosor.
Esparcid toda la pasta sobre la masa (con las manos), dejando un borde en un lateral largo para poder sellar el rollo.



A continuación, comenzando por el otro lado largo del rectángulo, comenzamos a enrollar toda la masa hasta obtener un rollo largo y grande, que cortamos con ayuda de un cuchillo para formar los pequeños rollitos. Podréis hacer hasta 16, sin tener en cuenta los dos extremos, que suelen quedar algo más feos (pero que se hornean igualmente, no estamos para tirar estos manjares por su apariencia).
Los colocamos sobre una fuente de cristal embadurnada en mantequilla y se vuelven a cubrir para dejar que fermenten durante otra media hora. Es un suplicio esperar tanto, pero en los últimos minutos aprovechamos para precalentar el horno a 180ºC.
Una vez han vuelto a crecer durante la media hora, metemos los rollitos al horno durante media hora o hasta que estén dorados. Veréis como un caramelo maravilloso y especiado burbujea alrededor de los rollitos...



Cuando estén listos se sacan del horno y se dejan enfriar diez minutos antes de glasearlos.
El glaseado es opcional está claro, pero ¿quién en su sano juicio diría que no?
Mezclamos en un bol un poco de queso cremoso junto a una cucharadita de vainilla y azucar glass hasta que tenga la consistencia que queramos.
Pringamos todos los rollitos con el glaseado para que queden más ricos aún.

 














Y ya nos podemos comer uno, o dos, o doce, porque están tan ricos que no te sentirás mal y no tendrás remordimientos. Y recuerda que el caramelo que queda en la fuente de cristal tiene sabor a especias y no querrás que se quede ahí.



Para guardar los que sobren (si sobran), cubre la bandeja con plástico de cocina para evitar que se sequen, y cuando vayas a comerte alguno, mételo 30 segundos al microondas...
En cuanto termine de escribir voy a comerme uno.

Espero que os gusten.