Ya está aquí el otoño otra vez. Ya era hora.
¿Sabéis cuánto tiempo llevaba sin llover aquí? Por lo menos desde junio, y no exagero. Es una barbaridad. A ver si ahora se ponen de acuerdo en hacer algo contra el Cambio Climático, que se reúnen mucho y toda la parafernalia pero nunca llegan a ninguna conclusión. O se pasan el protocolo de Kyoto por el forro.
El Protocolo de Kyoto, (ya que estamos) fueron una serie de medidas que firmaron la inmensa mayoría de países del mundo en 1997.
En este acuerdo, se propusieron reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Es el momento de aclarar que un gas de efecto invernadero y un gas contaminante no tienen por qué ser la misma cosa. He oído esto muchas veces en televisión y me pongo nervioso.
Estos gases son producto sobre todo de la industria y del transporte, y proceden esencialmente de quemar carbón, petróleo y gas. Como entenderéis, Estados Unidos con su amor por el crudo no llegó a firmar el Protocolo. Iba en contra de sus intereses totalmente.
Así que desde entonces, todos los países se han esforzado por reducir emisiones y aumentar (en cierta medida) las energías renovables, además de la investigación de fuentes alternativas.
Pero no es suficiente. No se puede prohibir a los países en desarrollo que se desarrollen, y los países desarrollados necesitan una inversión grandísima para modernizar su industria, y con la crisis... no se quieren dejar el dinero en el clima del año 2100.
Pero este es el problema más importante que tenemos delante. Un cambio climático afecta a todos, a todas partes. Lluvias torrenciales donde no las había, sequías donde no las había, subida del nivel del mar (esto suena a risa, la marea sube y baja todos los días, pero no es el mismo efecto) y anegación de las costas por el deshielo.
Así que ya sabéis. Utilizad más el transporte público. No utilicéis cosas que no necesitéis y reutilizar todo lo que se pueda, sobre todo las bolsas. Reciclad. Comprad en mercados locales, que la comida envasada viene de lejos, y ese transporte genera gases, además que debéis pagar ese transporte y el embalaje. Evitad la comida envasada, que un filete en una bandeja de plástico lleva cosas para que dure más con buen aspecto, y ahorráis tanto plástico que no sirve para nada gastar. Entre todos se puede conseguir.
No me olvido de que aquí venimos a buscar dulces placeres. ¡Ahora mismo empezamos con la receta! Hoy es una receta tradicional de Euskadi. Ya os comenté en ediciones anteriores (en capítulos anteriores) que iba a empezar a tirar del recetario tradicional español, así que allá voy.
Pantxineta de Chocolate
INGREDIENTES
· 2 cups (280ml) de leche entera
· 1/2 cup (100g) de azúcar
· 1/4 cup (30g) de maicena
· 2 tbsp (30g) de cacao en polvo
· 2 tbsp (30g) de cacao en polvo
· 2 yemas
· 1 huevo
· 1 huevo
· 20g de mantequilla
· 1 tsp (5ml) de vainilla
· Pizca de sal
PREPARACIÓN
· 1 tsp (5ml) de vainilla
· Pizca de sal
PREPARACIÓN
Bueno, como el hojaldre lo vamos a comprar, solo tendremos que preocuparnos de hacer la crema pastelera, y en esta ocasión será una de chocolate.
Ponemos en una cacerola la leche con la mitad del azúcar y el cacao en polvo, encendemos y calentamos con cuidado de que no llegue a hervir, moviendo con unas varillas para disolver todo el cacao y el azúcar.
Mientras sube la temperatura, en otro bol se baten las yemas, el huevo, la sal la maicena y el resto del azúcar para evitar los grumos.
Y sólo queda esperar a que la leche se caliente. Ya sabéis, sin hervir.
Cuando empiece a humear, bajad la potencia. Y ahora llegan los malabares. Con las barbillas en una mano y un cazo en la otra (o toda la cacerola, como prefiráis) tenéis que verter un poco de la leche caliente sobre la mezcla de las yemas sin dejar de batirlas con las varillas para que el calor de la leche no las cocine. De esta manera conseguimos subir la temperatura de las yemas sin peligro, porque ahora, volvemos a poner todo dentro de la cacerola.
Y sin dejar de moverlo constantemente, hay que continuar calentando hasta que la mezcla espese. Ese momento llegará cuando desaparezca la espuma de la superficie. Os recomiendo utilizar una cuchara de madera para poder arrastrar bien el fondo de la cacerola, ya que es la zona que se espesará antes por el calor y no queremos que se queme.
Una vez ha espesado del todo, dejamos al fuego un par de minutos más, sin dejar de moverlo. En este momento he cambiado a unas varillas para quitar los grumos que hayan podido aparecer.
Es el momento de pasar la crema a un bol limpio, añadirle la mantequilla cortada en trocitos y la vainilla. Si queréis, podéis añadirle un poco de chocolate para que se funda con el calor y darle más sabor, pero no es necesario. Y ya sólo queda dejar que se enfríe un poco. Para evitar que se forme una costra en la superficie, es aconsejable colocarle plástico de cocina directamente encima, tocando. No lo dejéis sin contacto porque no queremos agua sobre la crema por la condensación.
(Esta crema se puede utilizar para rellenar cualquier cosa. Profiteroles, croissants, donuts...)
Mientras se enfría, encendemos el horno a 180ºC y se prepara el hojaldre. Que es muy sencillo, se coloca sobre papel de cocina encima de una bandeja de horno una de las láminas. Con las claras que han sobrado, se pinta el borde de la lámina de hojaldre, unos dos centímetros por todo el perímetro.
A continuación se pone la crema en el centro, sin que toque la zona pintada de clara, y se cubre con la otra lámina de hojaldre haciendo coincidir ambos bordes y presionando ligeramente para que se peguen a lo largo de todo el perímetro.
Con las claras restantes se pinta toda la superficie exterior del hojaldre y se esparcen láminas de almendra o, como en este caso, trocitos de almendra. Y al horno durante media hora (30min).
Una vez pasado este tiempo, se saca del horno, y se espolvorea con azúcar glass por encima. Está muy bueno en caliente, pero en frío no tiene nada que envidiar. Acompañado de helado de vainilla siempre triunfa.
Espero que os guste.
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