miércoles, 18 de diciembre de 2013

El Hobbit (¡Tortitas!)

Hola hermosos y hermosas!

Son las once y me entra la inspiración ahora (mentira, que no me acordaba).

¡Pero tengo excusa! 

He ido al cine a ver El Hobbit. Y también he comprado un par de ramekines para hacer un soufflé de chocolate y ver la vida tras una neblina de felicidad.

Volviendo a la peli, he de decir que no voy a ser nada objetivo en el tema. Toda la historia del mundo Tolkien me encanta, muchos ya sabréis que he leído el Silmarillion trece veces. Y que si no lo he leido más veces es porque me parecía enfermizo y empecé con el Mundodisco, que también he releeido varias veces.

En este caso, el libro El Hobbit, que fue el primero que leí, me pareció un poco peñazo, con tanta cancioncita, y me imaginaba las películas llenas de cancioncitas, pero quitando una en la primera, se han portado. 

La cuestión es la "rigurosidad", que como bien sabemos, las películas se basan en los libros para coger los nombres de los personajes (¿alguien ha leido La Reina de los Condenados de Anne Rice y ha visto la pelicula de Michael Rymer? Sabrá a lo que me refiero). 
En el caso del Hobbit se inventan unas cuantas historias más para meter entre medias, porque la historia por si misma no da para mucho. Pero no significa que sea malo. La historia paralela de los Grandes (Gandalf, Galadriel, Radagast, etc.) y el Nigromante de Dol Guldur, me encanta, pues está contada en el Silmarillion, y como he dicho antes, me apasiona, aunque creo recordar que no es temporalmente riguroso. Se que sería imposible, porque necesitaría 50 películas, pero si hiciesen el Silmarillion en película, yo vería todas, trece veces o más.

Pero hay otras historietas introducidas en la película (volviendo al tema) que son un poco... Es cierto que Legolas es del reino de Thranduil, pero todo lo que sucede con la elfo (¿elfa?) Tauriel que se inventan, no me ha acabado de gustar. No quiero entrar en detalles, por si no habéis visto la película.

Pero no acaba aquí la cosa, la historia con el dragón se alarga un poco, porque hay que darle juego al dragón que tanto han querido mantener en secreto. Y no está nada mal, excepto por un detalle de una carretilla que flota sobre oro fundido con un enano encima, tumbado sobre ella que no se ha quemado ni ha sudado... 

Pero no voy a criticarlo todo, en realidad me ha gustado bastante la película, y os recomiendo que vayáis a verla, el día del espectador que es más barato, y en 2D. Lo de las gafas aun no me convence mucho. Y los aracnofóbicos que vayan asimilando que van a pasar miedo también.

Y dicho esto, que en realidad casi no he dicho nada, vamos a por las tortitas.


Tortitas


INGREDIENTES
           
· 1 cup (125g) de harina
· 1 cup (240ml) de leche
· 1 tbsp (13g) de azúcar
· 1 huevo
· 1 tsp de extracto de vainilla
· 1 tsp (4g) de levadura química
· 1/3 tsp (0.6g) de sal
· Mantequilla

PREPARACIÓN

Esta es la receta más sencilla de recordar de todas las que he hecho, porque es todo 1 de algo, 1 de otro algo y 1 de otro, si se mide en volumen. Así que si la mañana de navidad aun tenéis hueco en el estómago, podréis hacer un desayuno rico y rápido.
En un bol se mezclan la harina el azúcar la sal y la levadura química y a continuación se agregan la leche y el huevo seguidos de la vainilla. Una vez está todo bien incorporado (como siempre, sin pasarnos mezclando par que no queden duras) es conveniente dejar reposar la mezcla cinco minutos, pero si tenéis hambre, podéis saltar ese paso.

Ahora toca calentar una sartén poner un poco de mantequilla en ella y esperar a que se derrita. Una vez esté bien caliente, se pone un poco de la mezcla con un cazo. No hay que extender la masa como en el caso de los crepes, las tortitas tienen que estar gorditas, y la levadura ayudará a que crezcan un poco. Dependiendo del tamaño de las tortitas, obtendréis más o menos. A mi con esta cantidad de masa me salen entre ocho y diez.
Una vez la masa empieza a burbujear es el momento de darle la vuelta y esperar unos 30 segundos hasta que se termine de hacer por el otro lado.

Cuando estén todas preparadas, se pasan a un plato ¡y a comer!
Como más me gustan es apilándolas con un trozo de mantequilla encima, que se funde con el calor, un chorro de sirope de arce o miel, y alguna fruta, como frambuesas o fresas. Pero un poco de chocolate no hace daño a nadie.


(Pulsar para ver en grande)





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