miércoles, 8 de octubre de 2014

Salsa de Caramelo (Salado o no) (SG)

Como era de esperar, con la llegada del otoño llegan los resfriados, y yo ya me he subido al tren y tengo el mío propio. Pero así de bien me sienta el frío que tanto me gusta, una lucha continua con mi garganta que no se solucionará hasta marzo. 
De todas formas, no quiero hablar de enfermedades en el blog, bastante nos están dando la brasa en todos los medios de comunicación con lo que todos sabíamos que iba a suceder con el Ébola.

Esta receta la he utilizado ya como acompañante (porque comérselo a cucharadas es tentador, pero peligroso) de otras dos, unos muffins de chocolate y un crujiente de manzana, que irán llegando en las próximas semanas. 
He de confesar que no la hice pensando en su sabor, ya que nunca he sido muy fan del caramelo líquido, pero si que quería probar el método. Así que mientras unos muffins de chocolate se preparaban en el horno, me animé a hacerla. Un poco nervioso por si se me quemaba el caramelo, lo confieso, pero al final todo salió como debía. Y para mayor sorpresa, el sabor de la salsa ha sido muy diferente a lo que me esperaba. Ahora se lo pongo a todo lo que puedo, menos las albóndigas claro. Una tarta cubierta con un frosting de esta salsa tiene que ser mortal. Seguiré utilizando la imaginación para ver que maravillas se me ocurren.

You can also pour this amazing caramel sauce over these Cinnamon Buns, they would taste even better!

Ahora vamos a al lío.

Salsa de Caramelo

INGREDIENTES           

· 1 cup (200g) de azúcar blanco
· 1 cup (240ml) de nata para montar
· 6 tbsp (90ml) de agua
· 1 tsp (5ml) de vainilla
· 1 tsp (4g) de sal (opcional para caramelo salado)


PREPARACIÓN

 Vais a ver que sencillo es. Aunque no os podréis despegar de la cacerola, no porque os quedéis pegados por el caramelo, no. Porque tenéis que estar vigilando constantemente. 
En diez minutos estará listo, no os preocupéis.

Para comenzar, ponemos el azúcar con el agua en una cacerola y lo movemos bien con unas varillas para que se disuelva un poco (sólo un poco porque habrá mucho mas azúcar que agua). Lo ponemos a calentar, a fuego medio alto y vigilamos. 

Mientras comienza a calentarse, mezclamos la nata con la vainilla para tenerlas preparadas. Además, como tendremos que batir con una mano mientras vertemos la nata, es aconsejable tener a mano un paño de cocina sobre el que colocar la cacerola para que no se mueva durante este proceso.

Bien, Ya está todo listo, seguimos echando un ojo a la cacerola. Empezará a burbujear, una vez todo el azúcar se ha fundido. En ningún momento podréis tocar el contenido, ni cucharas ni varillas, nada, o el azúcar cristalizará y no conseguiréis lo que buscamos. Sí podréis mover la cacerola para darle vueltas al contenido, pero sin introducir nada.

Una vez el agua se evapore, el azúcar comenzará a caramelizar con el calor, e irá cambiando de color, desde el transparente hasta el ámbar oscuro, pasando por diferentes tonos de amarillo. Es en estos instantes en los que tendréis que tener mucho cuidado, pues el caramelo puede pasar de marroncito a quemado en cuestión de segundos.









Retirad la cacerola del fuego, cuando hayáis alcanzado el tono adecuado del caramelo, y colocarla sobre el paño. Y ahora llega el momento crítico. Tendréis que verter poco a poco la nata sobre el caramelo mientras lo movéis con las varillas. Digo momento crítico porque al añadir un líquido al caramelo tan caliente (estará en torno a los 170ºC) burbujeará violentamente (utilizad una cacerola con las paredes altas) y despedirá mucho vapor (no pongáis la cara encima pues os puede quemar, y cuidado con las manos). Será solo durante unos instantes, pero es mejor avisar. Seguid batiendo con las varillas hasta que desaparezca toda la espuma, unos segundos más.




A continuación (si habéis elegido la opción salada), mientras está bien caliente, se añade la sal y se mueve bien para que se disuelvan los cristales. Es preferible utilizar una sal de grano gordo o en escama, mejor que la sal de mesa.



Ya está la salsa lista para enfriarse. No se os ocurra meter un dedo para probarla aun, estará muy caliente. Es mejor que esperéis. Para conservarla, podéis utilizar un bote de cristal, como los de mermelada, y a temperatura ambiente. Una vez fría podréis rellenar Cupcakes, acompañar helado, o algún postre de manzana (esto es lo que os contaré la semana que viene).

Espero que os guste.





No hay comentarios:

Publicar un comentario